Dicen que todo es frecuencia y vibración.
Seguramente lo has notado en tu propia vida: cómo cambia tu percepción, tu forma de relacionarte y de estar en el mundo, cuando estás en una conciencia de separación (vibrando bajo) y cuando estás en una conciencia de unidad (vibrando alto).
- Cuanto más nos acercamos a la conciencia de unidad, más ligera y amorosa se vuelve nuestra vida.
- Cuando abrimos el corazón y miramos al otro desde ahí, se sana algo profundo, dentro de mí, y también en mis relaciones.
- Cuando conectamos con eso más grande y de lo que somos parte, nos sentimos en armonía con “Lo que es” y con “Lo que somos”.
Esto es muy sutil, normalmente no nos damos cuenta de que nos desarmonizamos o bajamos la vibración: el trabajo, las “obligaciones”, la autoexigencia, la urgencia...
Solo percibimos los efectos:
- Antes sentía una alegría que ahora no encuentro.”
- Antes disfrutaba más de la vida; ahora todo parece más plano y gris.”
- Antes vivía muchas sincronicidades; ahora es como si no las viera.”
- Me cuesta llegar a ese lugar interno donde todo está bien y me siento a salvo.
A veces nos “abandonamos” energéticamente poco a poco. Dejamos de hacer el trabajo de ir a nuestro centro para tomar fuerza y dirección, y dejar ir lo que ya no es.
Eso nos lastra, y poco a poco bajamos la vibración, perdemos centro y nos sentimos desconectados.
Puedes restablecer este equilibrio perdido, primero tomando consciencia de ello, y después, con voluntad, a través de la meditación, contacto con la naturaleza y mirada honesta hacia uno mismo.
También puedes hacerlo a través de la terapia energética con minerales: restauras el equilibrio, elevas tu vibración y te acercas a tu centro. Luego, el trabajo consciente de mantenerlo es tuyo.
Cada persona tiene su forma de trabajar con la energía en base a su nivel de consciencia y entrega (entre algunas otras cosas). Elige a alguien que resuene contigo.
Si quieres leer más sobre esto, puedes hacerlo aquí y también aquí.
Un sentido abrazo!
Añadir comentario
Comentarios